Por qué a Nueva York también se le conoce como Gotham

De una broma literaria a un icono de los cómics

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Por qué Nueva York también se conoce como Gotham

Si alguna vez has paseado por las animadas calles de Nueva York, esquivando taxis o pillando un trozo de pizza sobre la marcha, es probable que hayas oído el apodo «Gotham». Sí, puede que te evoque a Batman surcando los cielos entre rascacielos o enfrentándose a villanos en callejones oscuros. Pero la verdadera historia de por qué Nueva York lleva este nombre no tiene nada que ver con superhéroes: es más antigua, más curiosa y rebosa personalidad. Vamos a desentrañarla, ¡y te prometo que es una historia divertida!

Cabras, locos y un escritor con mucha chispa

Todo arranca en 1807 con Washington Irving, un escritor que quizá te suene por La leyenda de Sleepy Hollow y su famoso jinete sin cabeza. Irving, neoyorquino de pura cepa, tenía un don para reírse de las rarezas de su ciudad. En su revista satírica, Salmagundi, decidió tomar prestado el nombre «Gotham» de un pueblo de Nottinghamshire, Inglaterra. El nombre, en inglés antiguo, significa algo así como «el pueblo de las cabras». ¿Cabras en Nueva York? ¡Va a ser que no!

Aquí viene lo bueno. En el folclore medieval, los habitantes de ese Gotham inglés eran famosos por hacerse los tontos… pero con mucha astucia. Se dice que hacían cosas absurdas, como intentar atrapar el reflejo de la luna con un rastrillo o ahogar anguilas, solo para despistar a los forasteros. ¿El motivo? Escapar de impuestos o de visitas reales indeseadas. ¡Menudo ingenio! A Irving le pareció que esta mezcla de locura y astucia encajaba como anillo al dedo con el carácter de Nueva York, una ciudad llena de gente lista que siempre va un paso por delante. Así que, con un guiño, bautizó a la ciudad como «Gotham», como diciendo que los neoyorquinos eran unos locos muy espabilados. Y, ¡zas!, el apodo caló hondo, como un café bien cargado.

De una broma literaria a un icono de los cómics

Con el tiempo, «Gotham» dejó de ser una simple burla para convertirse en un símbolo de orgullo. En los siglos XIX y XX, negocios, periódicos e incluso hoteles empezaron a usarlo. Pero el gran salto llegó en los años 40, cuando los creadores de cómics Bob Kane y Bill Finger buscaban un nombre para la ciudad oscura y vibrante de su nuevo héroe, Batman. Hojeando una guía telefónica (sí, en aquellos tiempos se usaban), Finger dio con «Gotham Jewelers» y pensó: «Esto suena misterioso, perfecto para una ciudad llena de crímenes». Así, crearon Gotham City inspirándose en los rascacielos imponentes, las calles llenas de vida y la energía arrolladora de Nueva York, con un toque de Chicago y otras ciudades para darle más sabor.

¿Te has fijado en que el mundo de Batman tiene algo familiar? No es casualidad: Gotham City es prácticamente Nueva York en versión épica. Imagina el Empire State Building como la Torre Wayne o las luces de Times Square brillando como en un cómic. Hasta los villanos, como el Joker, tienen ese aire caótico que recuerda a la Gran Manzana en hora punta.

Por qué Gotham sigue siendo un nombre perfecto

Entonces, ¿por qué sigue resonando «Gotham»? Porque refleja el alma de Nueva York: un lugar donde lo sofisticado y lo cañero se dan la mano, donde soñadores y pillos comparten las aceras. Lo que empezó como una broma sobre los neoyorquinos siendo unos «tontos listos» se ha convertido en un emblema. Representa esa habilidad de la ciudad para brillar en el caos, superar cualquier reto y mantener siempre las cosas interesantes. En una ciudad donde hace falta un poco de locura para sobrevivir al ritmo frenético, «Gotham» encaja como un guante.

La próxima vez que pasees por Manhattan o te relajes en Brooklyn, dedica un pensamiento a Washington Irving. Su pluma ingeniosa nos regaló un apodo tan vibrante y audaz como la ciudad misma. ¡Gotham para siempre! Ahora, ve a por un bagel y sigue descubriendo la ciudad.

Image by Paul Seibert @pseibertphoto